Los emos, góticos y demás tribus urbanas oscuras deben estar contentos por una vez en sus vidas, ya que se ha creado una lámpara que se acerca mucho a su concepto de poder.
La lámpara en cuestión funciona con la propia sangre del dueño, que debe saber cuando añadir algo de su sangre a la misma para mantenerla siempre encendida, pues si se apaga se acabó el invento. De esta forma tan original como inquietante, su creador, Mike Thomson, ha querido demostrar lo que derrochamos en energía eléctrica a lo largo de nuestra vida, ya que lo vemos como algo casi gratis, y no somos conscientes de lo que cuesta. De esta manera, si queremos mantener la luz de la lámpara encendida, tendremos que sacrificar una parte de nuestra propia sangre.