El minimalismo es mucho más que un estilo decorativo o constructivo. Se trata de un concepto, en principio artístico pero que, con el paso de los años, ha conseguido impregnar todo tipo de facetas. Desde la pintura hasta la misma gastronomía, el minimalismo surge como una corriente hasta convertirse en una religión. Una forma de arte que, cada vez más en boga, decora multitud de hogares y espacios públicos.
Minimalismo, cuando lo menos es lo más
El minimalismo es un término que cada vez se emplea con más frecuencia a la hora de decorar una vivienda. Ahora bien, a pesar de la cotidianeidad con que se utiliza este vocablo, aún hay muchas personas que realmente no sabrían definirlo.
Origen del arte minimal
El concepto de arte minimal es utilizado por primera vez en 1962, cuando el autor Richard Wolheim publica un artículo en la revista Art Magazine en la que define a un estilo con este nombre. A partir de este año se calificarán con dicho término a todas las obras que insisten de forma metódica en manifestar las formas puras y que se oponen tajantemente al expresionismo abstracto que hasta entonces reinaba.
Las obras minimal consisten en ser poco expresivas, no hay un tema ni una plasmación subjetiva sino que se busca un sello impersonal. Artistas como Morris o Judd definieron este género empleando formas geométricas simples y manteniéndolas en una estrecha relación con el espacio en el que se integraban. Es decir, para conseguir el efecto minimal había que despojar a todo objeto de los adornos decorativos y únicamente relacionarlo con el espacio en el que se hallaba a través de un uso correcto de la luz sobre los materiales.
Esta forma de decoración se ha convertido en el objetivo de mucha gente, ya que la ubicación de objetos en las viviendas, basándose en las características minimalistas, se ha puesto de moda y se ha calificado como algo «fashion». Esto significa que, mientras esté de moda, se incrementarán los seguidores.
Por tanto, hablemos de este concepto y cómo se consigue plasmarlo en el hogar. Lo primero que hay que hacer es partir de cero para así llegar a pocos, esto es importante que sean siempre pocos, elementos pero escogidos de tal forma que el conjunto resulte grandioso.
Mi hogar se convierte a la religión minimalista
No se deben utilizar estampados en las composiciones, es decir tapicerías, cortinas y demás, sino apostar por los colores lisos que van del blanco al beige en sus diferentes tonalidades. Con esto se consigue una atmósfera fresca, relajada y contemporánea al mismo tiempo.
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