Cuando toca hacer una reforma, una de las decisiones más difíciles de tomar es qué tipo de decoración queremos para cada estancia. Si bien ceñir todo el mobiliario a ese mismo estilo es una opción correcta, también es cierto que con el paso del tiempo te permite menos cambios, pues da la sensación de que «no encaja». Al final, la mejor opción siempre es apostar por determinados elementos atemporales y apostar por definir el estilo en los pequeños detalles. Por ejemplo, las puertas de interior lacadas en blanco son un elemento atemporal válidas para diferentes estilos de decoración, además de ser una tonalidad que combina con (casi) todo y que nos va a permitir jugar mucho con los colores. Otra opción puede ser las puertas ocultas sin marco enrasadas en pared, que se adaptan a la perfección a casi cualquier tipo de estilo decorativo.
No sólo las puertas son un elemento atemporal, los armarios, mesas y sillas también lo pueden ser. Las maderas buenas nunca pasan de moda, y suelen tener cabida en muchos estilos, pues los elementos naturales tienen esa facilidad para adaptarse a los hogares. Hay muebles en los que merece la pena gastarse dinero porque acaban siendo para toda la vida.
Lo mismo pasa con el suelo. Cambiar el suelo de una habitación suele ser una tarea cara. Si dentro de 20 años sigues teniendo ese suele y te sigue encantando, habrá merecido la pena; sin embargo, si a los dos años ya lo encuentras aburrido y pasado de moda, la inversión realizada habrá merecido poco la pena. Lo mejor es apostar por suelos atemporales como el parquet, la tarima o las baldosas blancas para las estancias más grandes y, si queremos crear algún espacio con un suelo diferente o de un estilo concreto, intentar que este espacio sea reducido. De esta forma la inversión será menor y el suelo tendrá mucho más protagonismo.
Por eso, cuando te toque decorar, nunca te olvides que los elementos atemporales siempre estarán de moda.